jueves, 1 de diciembre de 2011
Tata Cedrón : La fiel caricia de mi tierra
“Voy a mear y vuelvo”, anuncia solemne el Tata Cedrón en una estación de tren en Bélgica, con total despreocupación por la cercana presencia de la cámara. Y se va nomás, mientras el resto de los miembros del cuarteto musita por lo bajo “¡qué hijo de puta!”, en el sentido más admirativo que los porteños damos al término. Pero no es en Bélgica ni en París donde este documental se halla a sí mismo, encontrando también la razón de ser de su propio título, sino en Buenos Aires, cuando el Tata recorre una vez más las calles que lo vieron andar en el pasado y que ya no son las mismas. Leer nota
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