Una canción puede tener varias finalidades. Puede transmitir una infinidad de sensaciones, en todas las escalas posibles entre la tristeza y la felicidad. En otros casos, pueden ser el lugar y formato adecuado para relatos compactos y directos. Pero hay un recurso más, que difiere de los anteriores por sus recursos en cierto modo cinematográficos: son esas canciones que no sólo pintan un lugar con minuciosidad, sino que además logran situar al oyente en el preciso destino geográfico al que se está evocando.
"Mañana en el Abasto" es una descripción pormenorizada de ese barrio definido por los límites de Balvanera y Almagro. Hoy convertido en un epicentro de consumo, entre un shopping desmedido, hoteles cuatro estrellas y restaurantes y tiendas de souvenires orientados a turistas extranjeros, en los 80 era una zona muerta en la ciudad. En 1987, cuando Luca Prodan compuso la canción, el Mercado del Abasto llevaba ya tres años cerrado. Su fachada deslucida era una perfecta metáfora de un barrio que había quedado relegado. Leer nota
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