Decir Bob Marley es decir reggae: fue la máxima figura del género y el primer artista jamaicano que logró el reconocimiento internacional con estatus de superestrella. A comienzos de los años sesenta formó sus primeros grupos hasta que dio con los Waylers, la banda con la que grabó sus primeros discos, la que lideró y la que acabaría por ser su grupo de acompañamiento. Fue a partir de 1973, con “Catch a fire”, el primer disco que los Wailers grabaron para el sello Virgin, cuando la estrella de Marley se empezó a iluminar fuera de Jamaica, aunque para ello tuvo que adaptar su sonido al gusto y la estética del público rock, lo que algunos puristas nunca le perdonaron. Desde 1976 fueron constantes las giras internacionales mientras sus cadenciosas canciones invadían las listas de éxito. Pero Marley no pudo disfrutar por mucho tiempo la posición adquirida: el 11 de mayo de 1981 fallecía en Nueva York a consecuencia de un cáncer que había comenzado como una lesión en un pie y que degeneró y se extendió a los pulmones y el cerebro. Desde entonces, su figura y leyenda se han engrandecido, adquiriendo dimensiones iconográficas similares a las del Che Guevara.
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