Es una soleada tarde de otoño en el estudio conde, en una tranquila zona de Colegiales, y Skay Beilinson luce radiante. Los ojos azules que hicieron que Marta Minujín lo bautizara con lo que sería su nombre artístico se agrandan, y su clásica sonrisa ocupa buena parte del rostro, mientras se dispone a efectuar unas últimas sobregrabaciones antes de comenzar la mezcla de lo que será La luna hueca, el quinto álbum de estudio del ex guitarrista de los Redondos. Leer nota
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