No muy a menudo uno reconoce a un guitarrista por su sonido. Por la canción, sí, pero, ¿por el sonido? Bueno, considerablemente menos que a los que uno reconocería por su silueta. Pero Brian May está en ambas categorías. El hecho de que tanta gente le pida que toque en sus discos, presente premios, aparezca sobre el escenario, haga shows benéficos y se pare en la punta del Palacio de Buckingham para tocar el himno nacional seguramente debe colocarlo en el cenit de los Héroes de la Guitarra Británicos.
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