Somos gente solitaria, rehén del miedo y de las prisas. Así los días van deshabitando los sueños y las canciones de amor. Así, poco a poco, cae la noche y las hogueras dibujan en las paredes de la caverna sombras alargadas y danzantes, imitación siniestra de lo que somos, cenizas de una breve primavera.
Pero somos también la luz de un mediodía de la infancia, domingo de Retiro, manchas de césped en los pantalones, desayuno en la cama y tú a mi lado, cartas que adelantan un regreso, dulce borrachera de diciembre, cerezos en abril y lunas blancas, promesa de futuro, barricada ante el regreso del invierno.
Y tu presencia trae lo que al cerezo da la primavera.
Por eso canto. Para no estar sólo.
El disco está casi terminado. Pruebas de imprenta, erratas que sorteamos como charcos, revelamos los carretes y las ganas. Estoy nervioso: cada vez que veo una prueba de cartel o alguien me dice que ha escuchado alguna de las nuevas cancines, cada vez que miro el calendario o me hablan del futuro lanzamiento me asusto y oigo estruendo de aves cerca del puerto.
Pero tengo muchas ganas de que por fin vea la luz "Todo empieza y todo acaba en ti"
El 8 de mayo lanzamos el disco. Como quien lanza un satélite que, navegando en el espacio, nos traiga el ronroneo que cantan lo planetas mientras giran. Como quien lanza una bengala en mitad del mar. O una serpentina sobre la última carroza del carnaval que ya termina.
No sé. Sale el disco. Y ando inquieto. Tengo ganas de verte.
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