Aunque no todo ha de ser derrota,
el fracaso es una escuela, me digo.
Quien siempre gana nada sabe de la vida.
Es martes y echaba de menos los versos
que alimentaban al joven cormorán
que cada miércoles, sin ceniza ni oraciones,
se deshacía de la brea pegada a sus alas.
Completo aquí.
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