En un clima familiar, el cantautor repasó clásicos, regaló canciones inéditas y hasta se le animó a “Zamba para no morir”. La excusa que lo trajo nuevamente a la Argentina luego de cinco años fue la salida de su disco en vivo, 30 años.
Pedro Guerra sube al escenario, cuelga su saco en un perchero y se saca los zapatos. Como en el living de su casa, toma su guitarra acústica y da la bienvenida a los invitados. A su lado, un velador irradia una luz tenue, pero suficiente para la ocasión. Nota aquí.
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