La demencia en una persona puede llevarlo a realizar cosas que tal vez en un estado de consciencia plena y absoluta podrían ser consideradas imposibles. La locura es la que logra transformar esas situaciones difíciles y hasta casi utópicas en realidad. En algo tangible, visible… En algo sorprendente. Es la que consigue juntar a más de 15 mil personas en un estadio con un mismo objetivo. La que puede hacer que casi tres horas de show parezcan sólo instantes. La que puede transformar una canción en un sentimiento. La locura, justamente, es la que hizo que Las Pastillas cerraran su año en Capital superando con creces el objetivo más ambicioso de su carrera.
Hacía un tiempo ya que tocar en la ciudad se les hacía difícil. El Luna Park se había transformado en su segunda casa y por cuestiones de capacidad se tornaba muy complicado juntar a la “familia pastillera” en un mismo lugar. Es por eso que la aparición del Estadio del Bicentenario se transformó en una oportunidad única. Quizás en el mayor desafío de su carrera hasta el día de hoy. Y, como suele suceder cada vez que un nuevo desafío se les cruza por el camino, lo superaron con creces. Leer nota
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