Recuerdo cada cosa que hablamos, cada palabra que me dijo y cada abrazo que nos dimos. Lo conocí en un ensayo de Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre, me llevó Leo Sujatovich. Aquella tarde me pidió que le alcanzara un Parliament y le sostuviera una imponente Gibson 335. Me podría haber retirado de la música en ese momento, antes de empezar.
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