Pedro Aznar está programado en Cosquín Folklore (sábado 24 de enero, plaza Próspero Molina), en Lollapalooza (21 ó 22 de marzo, Hipódromo de San Isidro, Buenos Aires) y en Viña del Mar (del 22 al 27 de febrero, Quinta Vergara), donde además de ejercer como artista estelar oficiará de jurado del Festival de la Canción. Estos datos hablan a las claras de que el cantautor, décadas atrás considerado un virtuoso de su instrumento (el bajo, claro, con el que descolló en Madre Atómica, Alas, Serú Girán y Pat Metheny Group; todo antes de los 23 años), es lo más transversal que puede ofrecer nuestra música popular.
Ahora bien, ¿él se asumirá como un artista con poderes de vasos comunicantes? "Sí. Mi música tiene diversos ángulos, y en ella conviven estilos. La participación en estos tres festivales lo pone muy en claro", contesta vía correo electrónico el artista que cumplió con el mandato de reinventarse a cada paso, implícito en una industria con un alto poder de reseteo. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario