Incombustible Sabina
Sobran los motivos para disfrutar de Joaquín Sabina. Así lo hicieron el jueves de principio a fin las miles de personas que llenaron el pabellón Pisuerga. Abudcidos por el duende de su ídolo, le recibieron con una ovación de poner los pelos de punta. Ante la ausencia de nueva producción discográfica que llevarse a los oídos, el cantante y su extraordinaria banda se han inventado una gira llamada «500 noches para una crisis» que, por supuesto, funciona como un tiro. Nota aquí.
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