Y Eduardo Galeano finalmente partió. El viernes me lo anticipó Eric Nepomuceno, escritor y periodista también de este diario, saliendo de Río: “Voy a despedir a Eduardo, Mempo, no creo que llegue a tiempo, pero allá voy”. Le pedí que fundiera mi abrazo con el suyo.
Ahora, conocida la noticia de su partida, pienso que al menos nuestro amigo va a descansar, porque llevaba mucho tiempo sufriendo.
Su salud estaba quebrantada ya cuando nos visitó en el Chaco en agosto de 2012, pero igual quiso venir al 17º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, que es un evento multitudinario que hacemos todos los años. En un mail me pidió: “Hacé todo lo posible por evitarme esfuerzos, por ejemplo, las colas para firmar libros, las entrevistas de prensa, las fotos exigidas por los celulares convertidos en cámaras y tutti quanti”. Y en otro: “Iré a Resistencia, cueste lo que cueste, al grito de: ¡Sobreviviremos, aunque nos cueste la vida!”. Leer nota
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