La palabra. Retenerse en cada una, pensarlo todo con un té en la mano en la tranquilidad de su casa. O surfear vertiginosamente durante una hora sin signos de puntuación, como lo hace en
Molly Bloom , el monólogo final del
Ulises , de Joyce. En el living, amplio, luminoso, con fotos familiares, libros y un jardín al fondo, Cristina Banegas se corre el chal una y otra vez. Trae recuerdos de sus 45 años como actriz, que se están cumpliendo ahora y que celebrará con su madre Nelly Prince.
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