Páez cumplió 49; es el único músico argentino cuyo aniversario no hace falta googlear: “Nací en el ’63, con Kennedy a la cabeza; entre zanahoria y carnes”, cantó en su primer disco. Y desde 1984 convirtió a todos en testigos de sus viajes internos; de sus tragedias y de sus alucinetas; de sus gozos y sus chapuzones. Y de sus resurrecciones.
En 1992 le llegó el endiosamiento popular (que quizá podría haber merecido antes por Ciudad de pobres corazones o Ey!, oscuridades al galope; pero no fue así), y El amor después del amor sigue siendo el disco más vendido de toda la historia del rock argentino, con un millón –largo– de copias sumadas hasta este otro siglo, y con un puñado de canciones absolutamente imperecederas.
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