Nada que hacerle. Dancing Mood encontró la forma de agitar las masas con una variante del rock impensada: una “Big Band” a base de latin jazz, ska y reggae donde la voz ocupa el lugar de pariente lejano. Y si es que.
De esta manera, el séquito de músicos (12 y a veces más), se pone bajo la directriz del desfachatado trompetista Hugo Lobo y le da rienda suelta a un encuentro único. Una celebración orquestal que hasta ahora, no encuentra imitación. Leer nota
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