lunes, 17 de marzo de 2014
Jaime Roos : Una noche relajada, luminosa y feliz
“Nos encantan los conciertos al aire libre; tras cartón, ligamos esta luna.” La sonrisa dibujada de Jaime Roos, tal vez como una mueca revivificada de aquella que quería robarle a Colombina, eleva sus bigotes hacia el cielo y marca el tono de la noche. Jaime está feliz y cuando eso ocurre, ocurre el contagio. Las 2500 personas que pueblan el patio sin techo de la Ciudad Cultural Konex, donde el oriental clausura la larga temporada veraniega, viran la mirada hacia arriba y el astro cuya redondez alcanza un contorno casi perfecto, parece entrar en completa empatía con ellos. Con cada quien. Con los músicos. Con la gente. Y con Roos, claro, el anfitrión. La idea, esta vez, no era presentar un disco (el último, el nodal Hermano, te estoy hablando, data de 2009), tampoco enhebrar un concierto de “lados B” –de esos tan maravillosos que tiene– que contemple los gustos más exigentes, sino ir al grano. Leer crónica
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