Se mueven como el mundo. Dulce, sencillamente.
Esas manos que un día abrazarán la tierra,
que traerán caricias y curarán dolores
y harán de los caminos abrazos de los cuerpos.
Esas manitas chicas, como estrellas de aire,
que se agarran dormidas a la vida que late
en otra carne amada, en el calor del sueño.
Esas manos que traen el nombre de la dicha. Completo aquí.
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