Es cantante, poeta y también, ¡sorpresa!, había sido dibujante. Joaquín Sabina acaba de editar Muy personal (Ed. Planeta), un libro que recoge una muestra de sus dibujos extraídos de los 25 cuadernos que ha venido dibujando en el silencio de los hoteles mientras espera los días y las horas de sus conciertos. Allí, encerrado, como no puede hablar, dice, “me pongo a dibujar”.
Joaquín Sabina como artista desde joven, y junto con otros jóvenes, se entropó, bohemio, Montesco, con pintores y poetas muy mayores, entre ellos nada menos que con Rafael Alberti, que también hacía dibujos. Alguna vez Sabina nos contó que en las madrugadas de brindis el autor de Marinero en tierra los conminaba a hacer algo revolucionario. Tomaba un taxi y enrumbaba con los jóvenes artistas hacia la sede de la Real Academia de la Lengua. Miraban aquí, allá, si no había policía, y luego daba la orden: “Ahí está, orínense en la puerta”. Nota aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario