Luca Prodan está sentado en el banco de una plaza con su característico perfil: campera de cuero, anteojos oscuros por el sol y un sombrero. Tiene una guitarra acústica y a su lado, una mujer sostiene en sus piernas a un pequeño rubio, al que el líder de Sumo le sonríe.
En los restos de basura en el barrio de Flores, entre las calles Pumacahua y Rivadavia, en la puerta de un banco donde habitualmente paran indigentes, Alejandra Santillán encontró un pedazo de historia del rock argentino. "Estaban tiradas en el piso. Había muchas fotos, diapositivas y algunos negativos", contó la mujer a la revista Mavirock.
Y es que en su paso habitual por esa esquina, Alejandra vio a una persona parecida a Luca en una foto: "Cuando me agaché a levantarla del piso, me di cuenta de que era él. Me emocioné tanto como si hubiera visto a un familiar o un amigo". Leer nota
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