Un nene que vende caramelos por 5 centavos en Plaza Dorrego se acerca curioso. Dos turistas que cenan en una mesa se quedan congelados, tenedor en alto. Varios veinteañeros que toman cerveza en una escalinata interrumpen su conversación. Todos miran a una mujer de vestido negro y a un hombre de galera y levita, los cicerones de "Los Fantasmas de San Telmo", una de las visitas guiadas teatralizadas que empezaron anoche y que, organizadas por el Ministerio de Cultura porteño, seguirán durante el año.
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