“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”, escribió el poeta sevillano Antonio Machado hace exactos 99 años, y Germán Daffunchio lo tomó como propio para definir de qué se trata una carrera en la que, básicamente, se dedicó a accionar y reaccionar, vivir y sobrevivir. “¿Cuántos boxeadores se quedaron en el camino porque los cagaron a trompadas en una mala noche?”, declama el último de los mohicanos de ese think tank lleno de corchazos llamado Las Pelotas. “Tuve la suerte de que todas las balas que me metieron no tocaron órganos vitales. Leer nota
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