Palingenesia
procede de el griego (palin =nuevo, génesis= nacer), este término plantea que
cada ser vivo cumple con un ciclo de existencia, nacimiento, desarrollo, muerte
hasta el renacer. También se lo llama eterna recurrencia y Nietzsche la denominó
“el eterno retorno”, así se llama el último disco de “El Atolón de Funafuti”
que lo presentó hace unos días en el Uniclub. Un viaje imaginario en barco en
donde todos estos procesos se desarrollan a través de sus canciones y así le da
vida al concepto de “transitar nuevamente cada ciclo sin dolor y sin miedo con
la oportunidad de transformarlo y así vivir mejor. Cada canción del disco
representa un viaje diferente, una vida diferente y la esperanza de cambio
latente. Ante un Uniclub colmado tocaron 21 temas en donde demostraron, en
nuestra opinión, que es una de las mejores bandas que hay en nuestro país y no
tienen nada que envidiar a bandas extranjeras. Dueños de un estilo único y muy
particular nos remontan a los sonidos de la década de los 70 de una manera
aggiornada a estos tiempos, trayendo a la memoria bandas como Génesis (de la
época de Peter Gabriel,), Yes, como también y mirando por estos lugares a La Máquina
de hacer pájaros de Charly Garcia. Un recorrido de sus 3 discos, poniendo
énfasis en “palingenesia” nos invitan desde la primera canción “Todos a bordo”
a ser participes de este viaje. Llegando a momentos en donde la unidad musical
y los sonidos fluyen , degustábamos los que estábamos presentes de temas como
Uno, náufragos, estrategia, Octoplus y Eclipse. Tino Moroder cantante,
guitarrista y líder de la banda muestra porque tiene una garganta privilegiada
y dejando todo en el escenario (camisa empapada) muestra ante cada canción un
camino, un objetivo muy bien marcado y un sonido impecable y que no está
dispuesto a abandonar los orígenes y el gusto musical ante los avatares de la música
comercial (se aplaude y se agradece). Nicolás Silva ( Bajo) con su virtuosismo
cada vez que interpreta ese noble instrumento, Juan Corrao ( batería) con esa
energía y conocimiento al servicio de la música, Marilina Calos regalándonos un
sonido diferente con el violín , demostrando que ese instrumento tan poco usado
sirve y mucho dentro del rock si se sabe usar , la magia de Lucas Herrera (
Bambi) en los teclados , instrumento clave para el tipo de música que nos
regala el Atolón ,te transporta en cada
interpretación a otros tiempos haciendo fusión el ayer y el hoy en ahora eterno
y por último el “negro” Mariano Anselmi , la última adquisición de la banda ,
el gran maestro , uno de los mejores guitarristas de estos últimos tiempos ,
provoca y crea vida en la guitarra , brilla como nadie e invita a soñar. Todo el concierto en un clima con mucha
intensidad y más cuando interpretan canciones como “himno de fe”, “ los cuadros”,
“hotel” y una hermosa canción de dedicada y compuesta para “Charo” hija de Tino
Moroder. El final a toda orquesta, terminando con “descubriendo certezas “nada
mejor para un cierre en donde los descubrimientos y las confirmaciones se
mezclan con un juego de pasiones y virtudes.
Una banda
para escuchar , para tener en cuenta , un banda que se merece mucho más y que
no claudica ni abandona sus principios , esos que le permiten ser una banda
auténtica e íntegra.
En fin el “eterno
y agradable retorno”.-
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