Más allá de su carrera, su leyenda convoca porque representa una porteñidad en extinción, una picardía de barrio en desuso, alguien que decía lo que pensaba sin importar las consecuencias.
Hubo mejores boxeadores que él. Lo fueron, sin dudas, Monzón, Pascual Pérez, Eduardo Lausse, Locche y unos cuantos más, campeones de verdad y en serio. Pero por esos duendes extraños que se alojan bien adentro de la memoria popular, pocos de esos grandes siguen siendo tan queridos como Oscar Natalio Bonavena. Ringo nunca salió campeón del mundo, siempre perdió la pelea que tenía que ganar y tampoco fue un tipo virtuoso. Pero esas son meras citas de la estadística, puros datos aislados. Nota aquí.
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