Cuando trece minutos después de las ocho los dos hombres de pantalón y sweter se plantaron en el escenario, hubo un silencio que sonó a incertidumbre: es rara la invitación a una cena sabiendo de antemano que al menú le falta el plato principal.
La gira que trajo a Argentina a Antonio García de Diego y Pancho Varona, amigos y coequipers históricos de Joaquín Sabina, presupone un pacto explícito, algo de complicidad, de pertenencia a un todo que trasciende las partes. Así, el apellido se convirtió en adjetivo y la noche sabinera desplegó, a lo largo de dos horas y media, el amplio abanico de poesía y música del cantautor español. Nota completa aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario