“Me estaba apurando antes de que alguien lo contara por mí. Decía (Rodolfo) Fogwill: ‘Escribo para que no me escriban’”, dice Andrés Calamaro, en uno de los elegantes salones de Alvear Palace Hotel, sobre la publicación de Paracaídas & vueltas - Diarios íntimos (Editorial Planeta), canal que eligió, según su contratapa, para “contar” su vida.
"Escribo para que no me escriban", resuena; y la frase aplica para cierta negación del Salmón a la entrevista oral. "Hace muchos años, el poeta Alberto Girri me acosejó (con enfasis) contestar siempre por escrito las entrevistas reportajes En la mayoria de los casos, y ante la duda, entiendo que conversar con un grabador sea normal. Pero demasiado descansa en la desgrabacion de una conversacion, ya sin gestos ni cercanía personal", escribirá un par de días después, en la segunda etapa del acuerdo: una primera aproximación cara a cara, y una segunda instancia mail a mail. Pacto que el artista honrará con saludables generosidad y -lo que es más importante- puntualidad. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario