Desde que anunció su retiro hace más de una década, el uruguayo Rubén Rada no hizo más que mantenerse activo y mutar a cada paso. Desacralizó su condición de tótem rioplatense editando discos de pop asequible, probó con la música infantil, usó un alter ego, Richie Silver, para ir a las fuentes del rock & roll, llevó adelante alianzas eventuales (la más resonante, con el bajista argentino Javier Malosetti). Y cuando ya parecía que no quedaba recurso para reinventarse, recibió una orden categórica de su mujer: "Dejate de jugar al pop y hacé lo que sabés: tango y candombe". Tal la trastienda de Tango, milonga y candombe, el disco doble que el cantante y percusionista hizo junto a su socio Gustavo Montemurro y que si bien no tiene pretensiones antropológicas, busca reivindicar el componente negro de lo que se conoce como "música ciudadana". Leer aqui
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