En el año de 1999, Joaquín Sabina había cumplido sus primeros 40 y 10. Durante aquel año, desenfreno e irreverencia eran los mejores calificativos para describir su forma de vida. Mientras componía su álbum 19 días y 500 noches consumía excesivamente whisky, café, cocaína y tabaco.
Por más de dos años continuó con este ritmo, lo que lo llevó a padecer un ictus hemorrágico que lo hizo alejarse de los escenarios por un tiempo y vivir con temor a la muerte. Más de una década después, vuelve a Guadalajara para presentarse como parte de su gira 500 noches para una crisis, la cual recuerda con nostalgia aquel año de 1999. Nota aquí.
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