De las más de seiscientas páginas de la rigurosa y (probablemente) definitiva biografía de Clint Eastwood firmada por Patrick McGilligan y publicada por Lumen, se desprenden dos certezas: la primera y más evidente es que la progresiva transformación del Eastwood/actor en el Eastwood/ director responde a una preparación metódica y rigurosa que biografías anteriores (como, por ejemplo, la firmada por Richard Schickel) trataban de atribuir en buena medida a golpes de fortuna o decisiones no demasiado meditadas, entre las que destaca con luz propia la de contradecir el consejo de amigos y familiares y responder, a mediados de la década del sesenta, al llamado de un desconocido director italiano que había aceptado transformarlo en el protagonista del extraño y atípico western que estaba por comenzar a filmar en Europa con un escasísimo presupuesto. Leer nota
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