El cantante de Úbeda encandila a 8.000 personas en la plaza de toros de Toledo con un concierto de dos horas y media.
Con la voz rota -algo ya inherente a él-, contó chascarrillos subidos de tono, lució «sonrisa Profident» y no faltaron los saltitos cargados de fuerza en algunas de sus canciones. Siempre poeta, el mejor Sabina dio rienda suelta a los versos para presentar a los músicos que le acompañaron.Nota completa aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario