“Para mí, sin entrar en el terreno carnal, este disco es el resultado de una relación amorosa; de un gran respeto.” En un rincón de La Viola Bar, Gillespi resume en una frase la compleja maraña sonora que encierra Desayuno en Ganímedes, su primer disco solista en seis años; un viaje en el que Daniel Melero resultó un compañero de ruta ideal.
"De pronto, comenzamos a vernos con más frecuencia que la habitual. De una vez al año pasamos a tres o cuatro, y tocamos juntos en el Auditorio de Radio Nacional. Fueron una serie de improvisaciones; que no nos gustaron. Ahí dijimos que teníamos que vernos más seguido; a mí me fascina Melero, no sólo hablando de música, sino de temas aleatorios. Y el planteó juntarnos todos los martes en un barcito, abajo de su casa, a hablar", desanda el músico la relación que los unió. Leer nota aqui
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