Si, según la crónica más popular del mundo, (“Frank Sinatra está resfriado”) Sinatra engripado era “una Ferrari sin gasolina”, habrá que escribir que Tony Bennett con catarro es, en cambio, una versión maravillosa de supervivencia. Esquivar la pobreza infantil, la Segunda Guerra Mundial en combate, la quiebra después del éxito, una sobredosis, una depresión, todo para llegar a los 89 años, atender un teléfono desde Nueva York y decirle a un periodista: “Créame que todavía estoy aprendiendo”. Leer
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