martes, 28 de marzo de 2017

A 75 años de la muerte de Miguel Hernandez : Un poeta con los ojos bien abiertos

La poesía es respirar por la herida. Los grandes ojos azules permanecen abiertos. Ya no parpadean más, desde las 5.30 de la madrugada del 28 de marzo de 1942, en la enfermería del reformatorio de Adultos de Alicante, adonde lo recluyó la siniestra dictadura de Francisco Franco. Miguel Hernández murió a los 31 años, con los ojos abiertos, tras una terrible agonía a causa de una tuberculosis, hace 75 años. La noticia –entonces– corrió como reguero de pólvora por la cárcel. Llevado a hombros de compañeros y con el resto formando en el patio de la prisión, a los sones de una marcha fúnebre interpretada por músicos presos, el austero ataúd de pino con los restos mortales del autor de El rayo que no cesa, Viento de pueblo y Cancionero y romancero de ausencias, entre otros, fue conducido hasta el cementerio. “Que mi voz suba a los montes/ y baje a la tierra y truene,/ eso pide mi garganta/ desde ahora y desde siempre”, cantaba el poeta en “Sentado sobre los muertos”, poema en el que declara su compromiso irrevocable a favor del pueblo, a quien desea defender “con la sangre y con la boca”. Leer aqui

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