Como si jugara a armar "esos planitos que hacía de chica", ahora dibuja -ya sin lápiz ni papel, pero con gracia narrativa- el mapa de sus viejos posibles caminos: "Durante mucho tiempo tuve la fantasía de ser arquitecta, como mi papá. Tenía facilidad para los gráficos, pero finalmente no fui por ahí. Mi destino como cantante era como inevitable... Igual nunca traté de evitarlo, al contrario. Lo que pasa es que en mi familia hay una cosa muy fuerte con la música. Yo recuerdo, de muy chiquita, a la tía Sonia cantando y a mis tíos tocando el piano". No siguió el oficio de su padre, ni se hizo conocida como la 'sobrina de los Mihanovich', ni siquiera como 'la hija de Mónica'. Marcada por los referentes familiares, Sandra Mihanovich le esquivó a los atajos para imponer su nombre propio a caballito de esa voz tan cálida como contundente. Leer nota
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