sábado, 27 de febrero de 2010

Pipo Pescador

Ser distinto fue doloroso
Ni bolitas, ni balones, ni baleros. Enrique Fischer, ese que ni siquiera diseñaba en su imaginación a Pipo Pescador, jugaba a otra cosa. Ya desde el rito sagrado de su infancia se mostraba distinto. Su juego consistía en caminar durante horas sobre los techos de su barrio, en Gualeguaychú. "Eramos una banda que paseaba por los techos dando la vuelta a la manzana. A veces, los rompíamos con nuestro peso", se ríe. "En vez de astronauta, era techonauta. Yo era un bicho raro para los otros. Un incomprendido. Ser distinto fue doloroso", admite. Leer nota

No hay comentarios:

Publicar un comentario