Hay deudas que tardan en zanjarse. Gabriela Mistral (1889-1957) murió hace más de medio siglo y, hasta ayer, pocos la habían puesto en su sitio. Ni siquiera el nobel de Literatura (1945) la coronó entre el Olimpo poético. Ninguneada por algunos grandes como Borges, como si la poesía de una maestra fuese un género menor, tampoco le han hecho justicia quienes la han venerado en miles de homenajes sensibleros. Secuestrada "entre la leyenda negra y la leyenda blanca", en palabras del director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, la poetisa chilena cuenta con una edición conmemorativa, publicada por la editorial Alfaguara, la asociación de academias de la lengua española y la RAE, que la sienta en el pedestal que merece. "Padeció de cierto ternurismo y un halo de poetisa cuando en realidad es una voz desgarrada", planteó García de la Concha. Leer nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario