lunes, 20 de diciembre de 2010
La noche de las librerias : Cuando el libro es un placer nocturno
Las nubes incuban cierto desprecio que declina en el trampolín de la tarde del sábado. La tormenta pronosticada se llama a sosiego, como si hubiera renunciado a aguar la fiesta de miles de lectores que invaden las librerías, los bares y las calles de la ciudad en la IV edición de la Noche de las Librerías. El patriarca de los editores argentinos está moviendo los brazos al compás de una cumbia, “En mi cabeza”. Los hombres y mujeres que gritan a las chicas de las primeras filas que se sienten sobre el asfalto de la avenida Corrientes, en la cuadra que va de Talcahuano a Uruguay, se resignan. Hasta ellas y ellos, algunos muy pataduras, se entregan a una danza improvisada, revoleando las bolsitas de las librerías Cúspide, Hernández o Gandhi. Hasta Liniers –ese “monstruo” que una vez que lo subieron al escenario, dirá Kevin Johansen después, “nos roba a todas las groupies”— se retoba. Leer nota
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