Fines de mayo de 1968: los Beatles se juntan en Kinfauns, la cabaña de George Harrison en Esher. Recién llegados de la India, preparándose para ir a Abbey Road y empezar su siguiente disco, los amigos graban un par de temas acústicos en el moderno grabador de bobina abierta Ampex de Harrison. El resultado es una de sus grabaciones inéditas más extrañas y adorables: los demos Esher. En todo su catálogo no hay nada como esto. La mayoría de las 27 canciones terminaron en el Álbum Blanco, aunque no tienen nada de la tensión y el pavor de ese disco. En Esher se están divirtiendo; no se dan cuenta de las torturas que se van a infringir el uno al otro cuando hagan el Álbum Blanco. En lugar de eso, es un momento de calidez jovial e íntima; quizás por última vez podés escucharlos todavía enamorados de ser los Beatles todos juntos.
Cincuenta años después, los demos de Esher siguen siendo uno de los artefactos más extraños de los Beatles. Cuando los muchachos se reunieron en el lugar de George los últimos días de mayo -nadie está seguro de la fecha exacta- tenían excelentes razones para sentirse agrandados frente al material nuevo. Compusieron estas canciones durante un retiro con el Maharishi en Rishikesh, India, un lugar donde no tenían instrumentos eléctricos. Tampoco tenían contactos para conseguir drogas, lo cual quizás explique por qué crearon sus canciones más robustas en muchos años. Como dijo John Lennon años después: "Nos sentamos en la montaña a comer comida vegetariana mala y componer estas canciones. En India compusimos un montón de canciones". John, el Beatle que más se distraía, tuvo la racha de su vida durante esos tres meses en Rishikesh, razón por la cual el Álbum Blanco es su disco con mayor presencia de John. (El disco anterior con la mayor cantidad -y las mejores- canciones de John había sido A Hard Day's Night, cuatro años antes). Leer completo aquí.
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