La magia se consuma en un rincón del living que hace de sala de ensayo, en el caserón de Olivos en el que Diego El Cigala transcurre sus días desde su llegada a la Argentina, para una serie de presentaciones cantando tangos. Ahí, a media luz, letra en mano, Diego Ramón Jiménez Salazar le pone su voz y cadencia flamencas a Nada. "He llegado hasta tu casa, yo no sé cómo he podido", canta y frente a él, Juanjo Domínguez le marca la ruta con su guitarra. Mientras, casi escondido detrás de un piano de media cola, Andrés Calamaro se anota con algunas notas, entre mate y mate. Y disfruta. Interrumpir es herejía. Leer nota
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