
No está mal, entonces, arrancar por los tiempos de la "fiesta menemista" que, dice, se la perdió, aunque no se arrepiente. Más bien todo lo contrario. Si hasta, casi sin quererlo, así se ponía a tiro del sueño de tocar en Nueva York. "Una noche lluviosa de martes, a dos meses de haber llegado a la ciudad con una mano atrás y otra adelante, caí con la viola en el CBGB. Leer nota
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