Cuando empezamos a pensar que nos hemos adentrado demasiado por Wiggins Mill Road y comenzamos a buscar un lugar por el que poder dar la vuelta, aparecen los trabajos oxidados de
Vollis Simpson. A nueve metros de altura y sostenidas por sólidos pilaresde acero, se encuentran algunas de las piezas de Simpson: caballos que tiran de un carro, un hombre metálico que toca la guitarra y una mezcla de avión y barco que parece salida de una vieja historieta.
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