Aunque parezca mentira, en la Argentina, un grupo de padres transformó el dolor en música y lo llevó a una usina anual de conciencia. Todos los años, este festival reúne toneladas de donaciones, organiza un recital, arma un line up con bandas de primera línea y hace catarsis para tratar de comprender la injusticia, a pulmón. A voluntad. A fuerza de ejemplo, tratan de transmitir y completar el vacío de la falta de controles, de la falta de instrucción.
De esta manera mantienen vivo el recuerdo de los nueve alumnos, más una profesora del colegio Ecos, que murieron en un trágico accidente hace ocho años atrás.
Los encargados de abrir la jornada musical fueron Infierno 18, que timidamente asomaron y calentaron el agite. Le siguieron Los Tipitos que tocaron "Silencio", "Campanas en la Noche", "Apostar al Amor" y "8 de Octubre", canción que compusieron para mantener latente la memoria y a la que se sumaron los chicos de Infierno 18. Detrás de ellos, de fondo en el escenario, una pantalla mostró la figura de León Gieco que acompañó con su voz la canción a la distancia. Leer nota
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