Hace exactamente 20 años, Andrés Calamaro acostumbraba despedir el año con pequeños conciertos festivos en lo que antes se llamaba sin tilinguería placita Serrano y ese Palermo era simplemente viejo. Eran shows de amigotes: Calamaro se movía como un paria de popularidad esquiva y prestigio extraño, condición que lo empujaría al exilio español. Ahora agota un Club Ciudad en horas, agrega un Luna Park que se agotará en horas y disfruta de prestigio, popularidad y hasta de cierta inmunidad para decir y publicar lo que se le cante. "Hace 20 años el país era otro, Palermo era otro. Argentina estaba desarmada en una escalera inflacionaria de caos, cortes de luz y devaluaciones. Tocábamos con los Hermanos Arizona mientras la gente se agarraba a trompadas... Eran otros tiempos, tiempos del rock 'pobre'. Ahora es otro tipo de rock". Leer nota
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