“El genio sos vosss, Flaco.” El grito de Nancy, con las dos manos encerrando su boca pequeña, sintetizaba con sabiduría del corazón lo que estaba pasando por la vena vital de las casi 40 mil almas restantes. Era la enésima vez que Spinetta ungía con tal adjetivo a uno de los tantos músicos que le adobaron su noche, tal vez la más maravillosa del rock en estos tiempos. En todos los tiempos. Era para Marcelo Torres, el bajista que lo acompañó en la etapa Socios del Desierto, y era, por decantación, la premonición exacta de lo que los tres (él, más Torres, más Malosetti en batería) darían: “San Cristóforo”, “Bosnia”, “Nasty People”, un torbellino sonoro, una joya pulida y sin pulir. Leer nota
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