Treinta y seis años después, Joan Turner tiene el pelo muy blanco y el gesto orgulloso de quien logró torcer un destino de silencio y clandestinidad. A sus espaldas, la sonrisa ancha de Víctor Jara, su esposo, padre de sus dos hijas y artista emblema de Chile, parece iluminar desde un gran retrato el galpón en donde a más de tres décadas de su asesinato una multitud despide sus restos, en un saludo último y esperado del que fueron privados en su momento por la dictadura.Joan y una decena de personas están de pie, dispuestos a los costados del féretro que alberga los restos del músico que fue detenido y torturado el mismo día del golpe de Estado contra Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973. Leer nota
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