Hace ocho años
Lisandro Aristimuño emigró desde el sur hacia la gran Capital para cumplir realidad su sueño: cantar y ser escuchado. Hoy puede decir con orgullo que logró eso y mucho más. Respetadísimo cantautor en asenso permanente, Lisandro no solo es responsable de haber llegado a las radios, vender discos y llenar teatros, sino que también puede jactarse de haber hecho todo eso por una vía paralela: la independencia.
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