"Empezamos aquí porque este es el templo de la canción en América Latina, nuestra casa", dijo Joaquín Sabina vestido con un traje morado y sombrero negro que más adelante cambiaría conforme avanzaba el concierto de 19 piezas que mantuvieron en vilo a los diez mil mexicanos que llenaron el recinto.
Comenzó Sabina el concierto de pie con la joya que da nombre al disco, Lo niego todo, cuya letra pretende desmoronar mitos alrededor de la vida revuelta del artista, algunos de ellos echados a andar por los medios, como el del "Dylan español" o el "profeta del vicio".
De corrido cantó Sabina, a veces sentado, siete de las 12 propuestas del disco; en la sexta, Lágrimas de mármol, alborotó al público, que lo acompañó como si se tratará de una canción vieja y no de una recién estrenada para rendir homenaje al Premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez y al Cervantes español José Manuel Caballero Bonald. Leer completo aqui
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