No es metáfora. El micrófono dibujado en la piel. Se levanta la remera y, a un costado del pecho, tatuada La Catrina, calaverita popular mexicana. Al lado de la parca, un micrófono "tallado". No hace falta pensar demasiado para encontrar la alegoría. Lalo Mir, animal de radio hasta el último suspiro.
En su año sabático, Lalo no abandonó a su oyente. Desarrolló una suerte de “Instarradio”, desde su casa y para Instagram. Protagonizó videos en corpiño para hablar de la censura de Facebook a los pezones. Mostró a su gato comiendo yogur en San Pedro y registró excentricidades de su expedición por Camboya y Laos. Leer aqui
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