''Me retiraré de las giras este año'', anuncia una risueña Joan Baez (Nueva York, 1941), tal vez consciente de que su destino se ha cumplido ampliamente. ''Se acabó subir al autobús y pasar seis semanas cantando todas las noches, hora y media de pie. Llegué a la conclusión de que sesenta años de eso ya eran suficientes''. Su última gira, eso sí, pasará por España: el 15 de agosto, en los jardines de Cap Roig, en Gerona.
Antes de una jubilación que no afectará a su legendaria dimensión como activista por los derechos civiles y la defensa del medio ambiente, entre otros frentes acometidos por esta humanista que dio alas a un joven Bob Dylan, Baez entrega una equilibrada y sentida selección de canciones ajenas. En Whistle Down the Wind, álbum producido por Joe Henry —arquitecto de una densa sonoridad que aporta gravedad a su antaño aguda voz—, incluye dos temas del cantautor Josh Ritter y otros dos de Tom Waits. ''Sus canciones son brillantes e ingeniosas, repletas de hermosas imágenes, pero cuando él las canta suenan a papel de lija'', bromea. Nota aquí.
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