Parafraseando a Mark Twain, B. B. King podría decir que ?las informaciones sobre mi jubilación eran exageraciones?. Recuerden que, en el verano de 2006, el bluesman de Misisipí (Itta Bena, 1925) se despedía oficialmente de sus seguidores europeos, incluyendo a la parroquia española: actuó en Collado Villalba, Córdoba y Barcelona. Era una retirada con la boca chica: poco después, en gira por Brasil, hacía un guiño a la galería al mencionar una película de Sean Connery, Nunca digas nunca jamás. Efectivamente, el octogenario puede haber bajado el ritmo, pero nunca ha aparcado a Lucille, la guitarra Gibson que en sus manos adquiere extraordinaria locuacidad. En este mes de julio ha tocado por la Europa continental. Su explicación es un puro desafío a la razón: ?Le pregunté al médico si podía volver a la carretera. Me dijo que no. ¡Y aquí estoy!?. Leer nota
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